El edificio, de neto estilo inglés, tenía 2.010,35 metros cuadrados de superficie cubierta, con muros de mampostería de ladrillos, techos con cabreada de hierro y chapa de cinc, según consta en el plano encontrado en la Dirección de Catastro. Sus pisos eran de mosaicos, las paredes interiores revestidas con azulejos y las exteriores revocadas a la cal. Contaba con alumbrado eléctrico y teléfono para servicio público.
El Mercado era propiedad del Municipio y los puestos eran alquilados (diariamente, por la temporada o por año) por los mismos productores, por lo que el intercambio de mercaderías, sobre todo de frutas, verduras y productos de granja y chanchería se realizaba sin intermediarios. Esto hizo que fuera generador de una intensa actividad económica y social en la zona.
Se accedía al interior por una escalinata importante y allí se disponían cuatro hileras de puestos de venta separados por dos “calles”, que corrían de este a oeste. Al centro del edificio quedaba un gran espacio de circulación donde se encontraba una despensa, y el acceso años y al sótano.
En la década del 60, bajo un gobierno de facto, se resuelve, según la ordenanza municipal N° 31, el cierre y demolición del mercado municipal.
Los argumentos expuestos en la ordenanza no son ajenos a lo que expresan los vecinos en relación a la falta de limpieza, a la inseguridad de la zona, sobre todo en las horas nocturnas y a su emplazamiento en el centro neurálgico de la ciudad.
A pesar de los reclamos efectuados por algunos sectores de la sociedad, la ordenanza se ejecutó, y ya en los primeros días del mes de noviembre se desmantelaron totalmente las instalaciones y en el mes de febrero de 1967 se procedió a su demolición.